lunes, 16 de abril de 2012

Se hace camino al andar.



Y después de tanto tiempo aparezco aquí de nuevo. Y aparezco para hablaros de mis abuelos. ¿De sus abuelos?- Os preguntaréis. Pues sí habéis leído bien, os voy a hablar de mis abuelos, mis LOLOS, que es como yo les llamo desde pequeña.
¿Y por qué?- Os preguntaréis (Hay que ver qué de cosas os preguntáis); pues porque ayer celebramos sus Bodas de Oro: 50 años casados.
50 años, así tal cual, se dice pronto, pero y lo que habrá llovido desde entonces. Y por eso, hoy se merecen aunque sea unas letras.

En 50 años han hecho muchas cosas, pero creo que lo más importante que han creado ha sido una Familia. Tras ellos han llegado dos nuevas generaciones, unas 11 vidas para ser más exactos. Siempre he pensado que no hay nada más bonito que dar vida. Dar la oportunidad a alguien de que viva, de que viva momentos bonitos, tristes, se enamore, ría, juegue, se equivoque, aprenda… y al final tenga también la oportunidad de dar al mundo otra nueva vida; y ellos lo han hecho, y por dos.

Pero bueno, vamos a dejar de lado mis reflexiones melancólicas de los domingos y vamos a hablar de ellos, de cómo son, que es lo que importa.


Empezaré por mi lala.

De mi abuela he heredado varias cosas, entre ellas, una gran sensibilidad y bastante sentido del humor. Pero aún hay algo más.
Los que me conocen saben que me paso el día cantando, y no lo hago precisamente bien, sin embargo es algo que no puedo evitar hacer, ya sea en alto, o en mi mente. Pues bien, todo esto de las cancioncitas también lo he heredado de ella, desde pequeña llevo escuchándola cantar a todas horas.  
Esta maravillosa cantarina es mi segunda madre, ha estado conmigo cientos de veces cuidándome siempre que me ponía malita y aguantándome largos veranos en la playa.
Ella es la que cada 7 de Abril me cuenta como fue mi nacimiento y cada 13 de Marzo me cuenta que esa noche (noche anterior al nacimiento de mi madre) cenó pescadilla. (En mi familia los detalles cuentan como véis).

Apuesto a que cualquiera de vosotros se quedaría horas escuchándola contar todas las historias que me ha contado a mí sobre su vida, viéndola reír y llorar mientras lo cuenta y haciéndote revivir cada momento.

Ésta es mi abuela. Una mujer natural y una de las mejores, si no, la mejor y más buena persona que nunca he conocido.



Pero tengo que pasar a hablar de un grande, y no por su tamaño(que también): Mi lolo.

Yo admiro a muchas personas, pero si he de decantarme por una, probablemente le elegiría a él. Un hombre fuerte y un luchador nato.

Resulta que aunque no lo sepáis todos vosotros le debéis algo a él en cierta parte. ¿Por dónde creéis que circularíais con vuestro cochecitos si mi abuelo no os hubiera estado construyendo todas las primeras carreteras y autopistas?  

Sin embargo, yo sé que a mi abuelo le hubiera gustado estar arriba, diseñando en vez de construyendo. A mi abuelo le hubiera encantado ESTUDIAR y llegar a ser ingeniero de caminos.

Y aunque nadie le diera la oportunidad os puedo asegurar que es una de las personas más inteligentes y sabias que jamás he conocido.  Una conversación con él sobre cualquier tema puede llevarte muy lejos.

Por eso muchas veces me encantaría poner a mi abuelo delante de todos aquellos que se ríen de un profesor, todos aquellos alumnos que los humillan, que no valoran lo que tienen delante, porque mi abuelo hubiera dado mucho por estar en su lugar.

Puede que debido a su sueño, desde pequeña le haya escuchado decirme: “Tú lo que tienes que ser es ingeniera de caminos.”

Yo sé que él, estudie lo que estudie, se siente más que orgulloso de mí.
Sin embargo no estaría de más que le prometiera algo: 


Y es que, aunque no sea ingeniera, de un modo o de otro, SIEMPRE seguiré tu CAMINO.

Gracias a los dos. 


Sed felices. Y si me permitís un consejo: cuidad siempre de los vuestros.

Cucurucho de Nata.